En 2017, este pequeño pabellón bautizado “incubadora” nació en plena fase de expansión de la prestigiosa Universidad de Macquairie en Sidney. Su nombre refleja una apuesta que ofrezca un lugar donde las innovadoras ideas de los estudiantes puedan gestarse y convertirse en empresas emergentes con el apoyo de inversores locales. La idea inicial era construir un edificio temporal y reubicable. En un plazo de cinco años, sería sustituido por otro definitivo, aunque dado su éxito y la acumulación de premios internacionales, la Universidad ha decidido mantenerlo.
Bajo estas premisas, la adaptabilidad era un factor imprescindible tanto para el espacio como el sistema constructivo, además de garantizar cortos plazos de ejecución y desmontaje. La madera se convirtió en la alternativa ideal. Reutilizable, sostenible y polivalente a la vez que cálida en texturas, este material dio forma a un bello pabellón de estructura modular.

Sus 953 m2 se reparten en dos módulos idénticos unidos por una galería de acceso. A excepción de un núcleo de servicios y de unas cuantas salas de reuniones que ofrezcan privacidad, el resto del espacio es diáfano y adaptable a cualquier evento.
La galería de acceso, de menor altura, libera las cubiertas de ambos pabellones, que parecen flotar extendiéndose más allá del cerramiento acristalado con un voladizo de tres metros. Desde el exterior, la cubierta se muestra como un desdoblamiento del plano del suelo, formando una galería perimetral al estilo de un pabellón tradicional japonés.


Los despieces opacos de la fachada se mantienen a la altura de la galería de acceso, garantizando un acristalamiento perimetral bajo toda la cubierta. El interior se beneficia de ese modo de una luz indirecta constante, al abrigo del alero, que igualmente sirve de protección a la fachada frente a las inclemencias del tiempo. Algunos de los paneles de fachada incorporan aberturas que permiten una ventilación cruzada. Este despliegue de medidas pasivas, que aumentan el confort y la vida útil del edificio, se refuerza con una instalación solar fotovoltaica en cubierta y un sistema de recogida de pluviales destinada al riego de jardinería.
Como veremos en el artículo sobre su construcción, este edificio se posa respetuosamente sobre el terreno, no habiéndose talado ningún árbol. De hecho, la planta del edificio se adapta al ligero desnivel del solar. La pasarela de madera de acceso, elevada sobre un lecho de grava, resalta con su recorrido la importancia de la horizontal, representada no sólo por los planos de cubierta y las dos cotas de suelo, sino también por los bajos muretes de gaviones que acotan las zonas ajardinadas, y sus amplios bancos de madera en voladizo.
Si os fijáis en el video, los saltos de nivel de las galerías perimetrales han sido protegidos bien con barandillas o maceteros de madera. Un toquecito de atención del mundo real a los arquitectos que nos gustan tanto las cosas ligeras y flotantes.
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Datos de interés
Arquitecto: Architectus (Web)
Fechas: Proyecto – 2015, Construcción – 2017
Cliente: Universidad Macquairie de Sidney
Superficie: 953m2
Presupuesto: 5 millones de dólares
Duración de la obra: 5 meses
Construcción: Combinación de estructura prefabricada de madera del tipo CLT y glulam, suelos de corcho, contrachapados acústicos de madera y vidrio para los cerramientos; todo ello apoyado en una retícula de pilotes metálicos roscados. Ver artículo sobre su construcción.
Fotógrafo: Brett Boardman