La supervivencia y continuidad de nuestra sociedad de bienestar, estrechamente ligada al consumo energético, depende ahora más que nunca de un modelo sostenible de gestión de nuestros recursos naturales.
La garantía de un confort en compromiso con el medio ambiente se logrará por tres principales vías: una envolvente tectónica orientada al ahorro de energía, unas instalaciones eficientes y adecuadas pautas de utilización y consumo por parte de sus usuarios.
La certificación energética de nuestros edificios no deja de ser un medio más para este fin, identificando el nivel de ahorro energético de cada edificio. El usuario tendrá siempre la opción de optimizar el consumo de energía a través de mejoras arquitectónicas, y de paso contribuir a la reducción de emisiones de CO2.