El consumo casi nulo ya es una realidad para nuestros edificios, y en breve una exigencia, pero ¿cuánto consumen en realidad? El concepto PassivHaus suena lejano, de alta tecnología… pero no es más que la eficiencia de la tradicional casa pasiva llevada al extremo.
No debemos confundirlo con una propuesta de autosuficiencia energética que fomenta las energías renovables. Se trata simplemente de construir de forma inteligente para consumir lo estrictamente necesario durante la vida útil del edificio.
El estándar PassivHaus es un sistema constructivo que admite cualquier clima y estilo arquitectónico. Combinando una buena orientación con estrategias pasivas de diseño y sobre todo una excelente ejecución, un edificio pasivo ofrece un confort tanto en verano como en invierno a muy bajo coste energético, llegando a suponer hasta un 90% de ahorro energético en comparación con las construcciones actuales.
Una buena combinación de estrategias puede suponer un gran ahorro, pero la obtención del certificado PassivHaus está ligada al cumplimiento de unas exigencias de consumo tan bajas que se vuelve innecesario el apoyo de un sistema tradicional de climatización.
Los objetivos de consumo para cumplir con el estándar son los siguientes:
- Climatización: limitar la demanda máxima anual en 15 kWh/m2 tanto para la calefacción como para la refrigeración.
- Estanqueidad al aire: no deben superarse las 0,6 renovaciones por hora con una presión de 50 Pa, un valor que se comprobará mediante un test de presurización, de acuerdo a la EN 13829.
- Energía primaria: la energía primaria total demandada por cada año de uso del edificio no debe superar los 120 kWh/m2, incluyendo climatización, consumo en iluminación y cualquier aparato eléctrico (electrodomésticos, ordenadores…). Este límite se considera poco exigente y deberá tomar con el tiempo valores más restrictivos que se ajusten a los avances tecnológicos.