Alcanzar el confort cumpliendo los objetivos del estándar PassivHaus no resulta sencillo. No se obtiene un edificio pasivo con un collage de soluciones pasivas, se trata más bien de un elemento diseñado y planificado en su totalidad que reúna una serie de requisitos que atañen principalmente a su envolvente, pero también a las instalaciones:
- Superaislamiento: el principio de funcionamiento de una casa pasiva se basa sobre todo en el aislamiento de su envolvente, que impida la entrada de calor en verano y su salida en invierno. Esto se consigue con un grosor adecuado de aislamiento, que por regla general es el doble o incluso el triple de lo que estamos acostumbrados a poner en España. En comparación con una vivienda tradicional, ésta emplea sistemas activos de calefacción, como una cafetera que utiliza una resistencia eléctrica, mientras que la casa pasiva se asimilaría a un termo, que conserva el calor en invierno y el frío en verano. También influyen factores como la inercia térmica, que se verá en otro tema, pero lo que debemos tener claro es que los muros de la envolvente nos protegen, abandonemos por tanto la mentalidad de ganar unos pocos centímetros a costa de su espesor!
- Aislamiento continuo: al igual que un abrigo de calidad con agujeros sirve de bien poco, además del grosor del aislamiento hace falta que éste sea continuo. Los puentes térmicos son todos aquellos puntos en los que se escapa el calor debido sobre todo al debilitamiento del aislamiento, como suelen ser los frentes de forjados o los pilares de fachada. Esto se soluciona con un adecuado diseño constructivo, y por supuesto, un exhaustivo control de obra. La mejor solución será la que permita la continuidad del aislamiento en toda la envolvente, desde los suelos hasta la cubierta.
- Estanqueidad: las pérdidas de calor por infiltraciones son cuantiosas, principalmente a través de las carpinterías de las ventanas. Planificación y control en la ejecución se convierten en requisitos indispensables si se pretende cumplir con la exigencia de estanqueidad del estándar Passivhaus, que establece el límite en 0,6 renovaciones por hora con una presión de 50 Pa.
- Ventanas y puertas de altas prestaciones: los huecos son sin duda los puntos débiles de la envolvente, y no sólo desde el punto de vista de la estanqueidad. En el mercado podemos encontrar una amplia gama de productos de altas prestaciones. Todo depende de lo que queramos gastarnos, pero lo primordial es recurrir a carpinterías estancas y con rotura de puente térmico, junto a vidrios bajo emisivos dobles con cámara de aire.
- Optimización de ganancias solares y cargas internas: una casa pasiva es una casa eficiente. El calor es costoso de generar, y no debemos olvidar que el sol es una fuente gratuita. Con diseños pasivos podremos aprovechar los beneficios de una buena orientación: iluminación natural, acumulación de calor solar en invierno o protegernos del mismo en verano… El estándar Passivhaus tiene incluso en cuenta las cargas internas de una vivienda, tales como el calor generado por las personas, los electrodomésticos o la iluminación artificial. La demanda de una casa pasiva de este tipo es tan pequeña que se considera que una habitación de 20 m2 podría calentarse en invierno tan solo con el calor corporal de cuatro personas.
- Ventilación mecánica con recuperación de calor: llegados a este punto, ya tenemos una casa superaislada, sin puentes térmico ni infiltraciones. La estanqueidad es elevada, pero la renovación de aire es necesaria por temas higiénicos. La ventilación de una casa Passivhaus será mecánica con recuperación de calor: recogerá el calor del aire interior expulsado para transferirlo al aire fresco proveniente del exterior, previamente filtrado y en perfectas condiciones higiénicas.
- Modelización energética: la garantía de este tipo de edificios debe basarse en la obtención del balance de ganancias y pérdidas energéticas a lo largo de un año, un cálculo que puede realizarse con un sencillo programa, el software PHPP (PassivHaus Planning Package) que ajusta los cálculos térmicos a las características del estándar Passivhaus.
Como vemos no se trata de cumplir un par de estas características. Un edificio Passivhaus es una máquina perfectamente calibrada a sus condiciones de uso, ocupación y ubicación, con tal nivel de aislamiento y hermeticidad que puede mantenerse cálida sólo con el calor que desprendemos, que se conservará gracias al recuperador de calor del sistema de ventilación. Bienvenidos al siglo XXI…
