Así se construyó… la Incubadora de Macquarie


En este timelapse de tres minutos quedan comprimidos un total de cinco meses de obra de este pabellón de 953m2. Como ya adelanté en su artículo de introducción, la elección de un sistema constructivo prefabricado de madera responde a sus posibilidades de desmontaje y reutilización, además de una mayor rapidez en la fase de ejecución. Prácticamente la totalidad de la obra fue realizada en seco, sin interferir en la actividad del campus.

Madera y vidrio conforman la combinación estrella, aunque la cimentación debía ser primeramente solventada. Con el fin de evitar el hormigón y todo el movimiento de tierras que conlleva, se utilizaron pilotes metálicos roscados dispuestos en retícula, que sirvieron de apoyo para el forjado de planta baja, una plataforma Glulam de madera. Con el edificio elevado sobre el terreno, se evita el contacto con su humedad, a la par que se aprovecha ese espacio para la distribución de todas sus instalaciones.

La gama de productos de madera que encontramos aquí es bien amplia, desde el Glulam para la plataforma de planta baja y los pilares, la madera laminada cruzada (CLT) para las vigas de cubierta, hasta la madera contrachapada de los cerramientos, y los revestimientos y suelos de madera y corcho. Esto bien parece un abanico de soluciones prefabricadas de madera, que seguramente consumieron muchas horas de oficina para que todo encaje como un reloj, además de un especial cuidado con la ejecución y las juntas de dilatación ya que, aunque se trate de un mismo material, cada sistema tiene sus propias dilataciones.

Para el CLT, se utilizó madera de abeto austriaco. A diferencia del Glulam, que simplemente une planchas de madera con adhesivos industriales, en el CLT cada capa se orienta de forma perpendicular a la anterior, otorgando a las vigas una mayor resistencia a flexión. Como podéis apreciar en el timelapse, la sección de las vigas es variable, adaptándose a los esfuerzos de una estructura biapoyada. Con 20m de longitud total, su perfil se afila hacia los extremos en voladizo, formando un alero perimetral de 3m de luz.

En planta baja, la plataforma Glulam del forjado termina en la fachada, por lo que la galería perimetral se ejecuta con un entramado de madera en voladizo. Los 41 pares de pilares en forma de V, de madera laminada Glulam, se disponen al exterior de la envolvente, por lo que dicho entramado debe incorporar un refuerzo transversal que permita su apoyo. Las vigas de cubierta apoyan de forma alterna en la cabeza de esos pilares. Otra viga de borde ata todos los pilares, sirviendo de apoyo de las vigas restantes.

La envolvente combina el vidrio con paneles de madera contrachapada. Al interior, las paredes incorporan paneles acústicos de madera contrachapada con una chapa de pino australiano. En cuanto a los suelos, dos texturas de madera potencian la zonificación del espacio: mientras el módulo de entrada se realiza con un suelo de madera en continuidad con las tablas de madera de las galerías exteriores, los dos volúmenes principales disponen de un suelo de planchas cuadradas de caucho, un material con extraordinarias propiedades tanto térmicas como acústicas.

A las ventajas de la modulación y prefabricación, a este proyecto se suman los valores de eficiencia energética y sostenibilidad. La cubierta, revestida de chapa, aloja unos paneles solares fotovoltaicos que cubren el 60% del consumo eléctrico del edificio. Con el fin de preservar su ligereza visual, el fino canto del alero no incorpora canalón alguno, evacuando el agua de pluviales hacia el exterior, lejos de la fachada, que será reconducida y almacenada para riego.

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