Con este parque infantil en Hamakita (Japón – 2014), los arquitectos de Suppose Design Office proponen una arquitectura que pueda crecer y expandirse en cualquier dirección tal y como lo haría un bosque. A base de tubos metálicos consiguen una estructura sin fin que se entrelaza apoyándose en sí misma. Varias redes cuelgan de las barras transformándolo en un juego infantil, pero según sus autores bien podría albergar habitáculos como casas en los árboles.






La propuesta parece a simple vista muy interesante y esculturalmente acertada, pero no confiaría demasiado en la seguridad de un parque en el que un niño pueda caer e ir rebotando entre una maleza de tubos de acero. Por otro lado resulta decepcionante que las propuestas de viviendas colgadas reproduzcan en la maqueta la forma de una casita tradicional. La ocupación de este organismo metálico no puede resolverse como si estuviéramos sobre terreno firme, y por supuesto sería una pena desaprovechar la oportunidad de proponer modos de vida que rompan con lo establecido.
Esto me recuerda una propuesta futurista llamada Doriath, de Esha Hashim, unas estructuras arbóreas habitadas para la regeneración de los bosques tropicales. Parecen cápsulas para dormir semejantes a capullos de seda, con una gran flexibilidad a la hora de colgarse de cualquier estructura, y que podría extenderse a toda una vivienda.