El club de golf King Kamehameha en Hawaii, antes conocido como Waikapu Valley Country Club, se construyó en 1993 inspirado una obra nunca realizada de Wright. Bajo la supervisión de la Escuela Taliesin, el nuevo diseño preserva la esencia del maestro, aunque personalmente creo que se han permitido ciertas licencias poco ortodoxas que demuestran que a golpe de talonario a veces todo vale. Pero primero veamos cómo empezó todo.

Cuando los inversores japoneses Howard Hamamoto, Pundy Yokouchi y Takeshi Sekiguchi visitaron la Escuela Taliesin de Arizona en 1988, propusieron recuperar un proyecto de Wright no construido para su futuro club de golf. Aunque el club Nakoma Country llegó a ser un posible candidato, desde Taliesin sería descartado por inapropiado tras una primera visita al lugar de emplazamiento. Entre las montañas y el valle de la isla de Maui, una construcción de proporciones horizontales encajaría mucho mejor que las pronunciadas cubiertas del club Nakoma. Taliesin apostará entonces por la casa Crownfield, una vivienda de lujo por la que Wright mostró siempre mucho interés, ya que sus planos fueron reutilizados en otras dos ocasiones, aunque siempre sin éxito.
Nakoma Country Club
El diseño original remonta a febrero de 1949 con el encargo de una vivienda de lujo para la familia Windfohr en Fort Worth, Texas. La propuesta de Wright consistía en una amplia sala de estar circular, de cubierta abovedada y un lucernario central, de la que radiaban dos alas igualmente abovedadas hacia el dormitorio principal por un lado y la zona de cocinas y servicio por otro. Esta propuesta no obtuvo respuesta alguna por parte de los Windfohr, lo que llevó con el tiempo a su abandono.
En 1952, estos planos serían retomados para la vivienda de Raul Baileres, miembro del gabinete del gobierno mejicano. El cambio de ubicación de la llanura tejana al terreno escarpado de la bahía de Acapulco implicó la modificación del diseño con bancadas y una piscina a distintos niveles. Presumiblemente por adaptación al clima, el lucernario de la cubierta principal desaparecería, dejando una abertura en forma de patio. Por desgracia, un accidente acabó con la vida del hijo de Baileres, y con ello su ilusión por este proyecto.



Contrariamente al dicho, a la tercera tampoco sería la vencida. En 1957 esta casa de ensueño tuvo su última oportunidad con el encargo de la casa de Marilyn Monroe y su marido Arthur Miller en Connecticut, a la que fue añadida una zona de proyección de cine, otra para los niños y una amplia piscina. Las necesidades de la pareja eran en cambio más humildes, que rechazaron la propuesta por excesiva y costosa. La separación del matrimonio y la muerte de Wright en 1959 parecían abocar este proyecto al olvido…. Hasta que llegaron los noventa.


El diseño de esta vivienda encajaba a la perfección en el paisaje de la isla, pero no con las necesidades de un club de golf. Una redistribución del programa era claramente necesaria si querían abarcar los 7.000m2 del club. El arquitecto John Rattenbury, un aprendiz de Wright, se encargó del nuevo diseño a través de la Escuela Taliesin. En orden a preservar sus proporciones, al menos dos terceras partes del programa serían enterrados.



La primera planta se desarrolla en una superficie de 1.900m2. La cubierta abovedada principal de 30 m de diámetro, con un óculo central de 7m de diámetro a 9,75m de altura, alberga el comedor principal. Alrededor del mismo se organiza el resto de espacios, como otras 3 salas de recepción, las cocinas y una amplia zona comercial.
Los dos niveles aterrazados rodean y relacionan el edificio con un paisaje impresionante. Enfrentado al volcán Haleakala, dos zonas costeras enmarcan las vistas del valle: la bahía Maalaea al sur y la Hookipa al norte de la isla. Tras esos muros circulares se encuentran las plantas -1 y -2, de 2.484 y 2.565 m2 respectivamente, con los vestuarios para socios, baños japoneses y una zona de aparcamiento y mantenimiento de los carros de golf.
El presupuesto nunca supuso una limitación en esta obra, que se completó en 1993 con un coste de 27 millones de dólares. Algunos detalles dan fe de ello como la bóveda invertida de tubos de pirex de 3,5cm de diámetro que ocupaba el óculo del comedor. Por las fotos actuales parece que esa joya, que según Rattenbury subía y bajaba con un motor eléctrico, ha desaparecido. Si nos fijamos en los dibujos, su diseño parece reproducir la bóveda de pirex del edificio Johnson Wax. En este edificio parece estar inspirado igualmente el diseño de la puerta de acceso. (A pesar de haberlo comprobado en varias fuentes, no logro apreciar esa conexión. Si alguien se percata… espero vuestra opinión!).




Pero las influencias que me parecen más dudosas son otras, la mayoría en el hall de acceso. Con sólo cruzar la puerta nos situamos bajo una vidriera circular de 3m de diámetro que reproduce el diseño geométrico de una alfombra diseñada por Wright en 1927 para la escuela Taliesin de Wisconsin. Otro lucernario, esta vez sobre el núcleo de la escalera me tiene especialmente desconcertado, ya que reproduce fielmente las mariposas de la vidriera que ocupa el arco de acceso de la casa Susan Dana, de 1903. La vidriería de otra casa del periodo “Pradera”, esta vez la Avery Coonley de 1907, serviría de inspiración para un motivo que aparece en todos los vidrios del peto de la escalera; un diseño que fue igualmente adaptado para otra ventana circular de 2m de diámetro.





La crisis económica japonesa provocó el cierre del club pocos años después de su apertura. El nuevo dueño, Makoto Kaneko, lo adquirió en julio de 2004 por 12,5 millones de dólares y lo restauró por otros 40 millones, reabriendo sus puertas en 2006 con el nombre de King Kamehameha Golf Course Clubhouse. El nuevo nombre se debe a la cultura de la isla, al igual que muchas obras de arte nativo que se incorporaron al edificio.
La fusión artística y cultural de este proyecto resulta interesante, aunque dudosas me parecen las referencias al estilo “Pradera”. Más de 40 años separan la vidriería de las “Casas de la Pradera” del diseño de la casa Crownfield, que procede del último periodo de Wright en el que predominan los hemiciclos y la sencillez tanto en formas como en texturas. La arquitectura orgánica de Wright es pura evolución y adaptación a su tiempo, por eso esta alusión tan mimética a un pasado ya superado no me parece coherente con su legado.
Esto me recuerda a la casa Petra, con sus claras diferencias, ya que en el caso del club de golf el resultado final está bastante logrado. Pero recordemos que los puristas defensores de Wright criticaron sin cesar cada detalle malogrado de la casa Petra. Desconozco la opinión de estas al respecto, pero francamente considero que a pesar de la supervisión de la fundación Wright, este edificio tampoco puede considerarse obra póstuma de Wright.